¿Qué es el impuesto sobre gases fluorados de efecto invernadero?
El impuesto sobre gases fluorados de efecto invernadero grava la fabricación e importación de equipos precargados y la primera carga de refrigerantes en instalaciones nuevas. Esto significa que las empresas que fabriquen o importen estos equipos tendrán que pagar un impuesto adicional.
¿Por qué se ha introducido este impuesto?
Este impuesto tiene como objetivo desincentivar el uso de estos gases y fomentar la utilización de alternativas más respetuosas con el medio ambiente. Sin embargo, algunas asociaciones del sector han denunciado que este impuesto podría encarecer los precios de los equipos y afectar a la competitividad de las empresas.
¿A quiénes afecta el impuesto sobre gases fluorados?
Este impuesto afecta a todas las empresas que fabrican o importan equipos precargados y a la primera carga de refrigerantes en instalaciones nuevas. Esto incluye a supermercados, la industria alimentaria, la logística y el transporte refrigerado, los electrodomésticos, la automoción y muchos otros sectores.
¿Qué productos tienen gases fluorados?
Algunos ejemplos de los productos que contienen gases fluorados y que se gravan en el impuesto son:
- Sistemas de refrigeración y aire acondicionado: estos sistemas utilizan gases fluorados como refrigerantes para enfriar el aire. Si tienes un aire acondicionado en casa, es muy probable que contenga gases fluorados.
- Espumas aislantes: las espumas aislantes se utilizan para aislar edificios y mantenerlos calientes en invierno. Algunas de estas espumas contienen gases fluorados.
- Aerosoles: algunos aerosoles, como los sprays para el cabello, contienen gases fluorados.
- Extintores: algunos extintores contienen gases fluorados para apagar incendios.
- Equipos eléctricos y electrónicos: algunos equipos electrónicos, como televisores y ordenadores, contienen gases fluorados en sus circuitos.
¿Qué incluye el Real Decreto 712/2022 de 30 de agosto?
Este decreto aprueba el Reglamento del Impuesto sobre los Gases Fluorados de Efecto Invernadero. El decreto también incluye disposiciones transitorias y finales, que establecen cómo se llevará a cabo la transición al nuevo impuesto y quiénes serán los responsables de su implementación.
La primera disposición transitoria permite a los operadores que ya están registrados en el registro territorial solicitar su inscripción en el nuevo registro territorial como almacenistas de gases fluorados. Esto significa que no tendrán que volver a registrarse desde cero, sino que podrán actualizar su registro existente.
La segunda disposición transitoria establece que los obligados a presentar autoliquidaciones tendrán que hacerlo desde el 1 de enero de 2022 hasta el 31 de agosto de 2022. Esto se hará de acuerdo con el procedimiento que se establezca por orden de la persona titular del Ministerio de Hacienda y Función Pública. En otras palabras, se les dará un tiempo para adaptarse al nuevo impuesto.
Por último, la tercera disposición transitoria establece que los obligados a presentar la declaración recapitulativa de operaciones con gases fluorados de efecto invernadero tendrán que hacerlo respecto de las operaciones realizadas desde el 1 de enero de 2022 hasta el 31 de agosto de 2022. Esto también les da tiempo para adaptarse al nuevo impuesto.
¿Cómo se calcula el impuesto sobre gases fluorados?
El cálculo del impuesto se realiza en función de la cantidad de gases fluorados que se emiten a la atmósfera. Cuanto más gases se emiten, más alto será el impuesto. Por lo tanto, se trata de un impuesto que incentiva a las empresas a reducir sus emisiones de gases fluorados.
¿Cuánto se espera recaudar con este impuesto?
Según las estimaciones del Gobierno, se espera recaudar alrededor de 166 millones de euros al año. Esta cantidad puede parecer bastante elevada, pero hay que tener en cuenta que este impuesto afecta a una amplia variedad de sectores, desde la industria alimentaria hasta la automoción.
¿Qué alternativas existen para reducir la emisión de gases fluorados?
Desde nuestro punto de vista, algunas alternativas para reducir emisiones de gases fluorados serían las siguientes:
- Utilizar gases refrigerantes naturales: existen alternativas más amigables con el medio ambiente, como el amoníaco, el dióxido de carbono y los hidrocarburos. Estos gases tienen un menor potencial de calentamiento global y son más eficientes energéticamente.
- Mejorar la eficiencia energética de los equipos: esto se puede lograr a través de la mejora del diseño y la tecnología de los equipos, así como a través de la implementación de medidas de gestión energética.
- Reducir la pérdida de refrigerante: la fuga de refrigerante es una de las principales causas de emisión de gases fluorados. Por lo tanto, es importante implementar medidas para reducir la pérdida de refrigerante, como la detección temprana de fugas y la reparación rápida de las mismas.
- Promover el reciclaje y la recuperación de gases refrigerantes: en lugar de desechar los gases refrigerantes, se pueden recuperar y reciclar para su reutilización en otros equipos.
¿Cómo se está implementando el impuesto en otros países?
Países como Francia, Reino Unido, Alemania y Suecia implementaron este impuesto sobre los gases fluorados desde hace algunos años. Estos países han sido pioneros en la lucha contra el cambio climático y han visto en este impuesto una herramienta efectiva para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En Francia, por ejemplo, el impuesto se aplica desde 2013 y ha sido muy efectivo en la reducción de emisiones. En Reino Unido, el impuesto se implementó en 2019 y ha sido muy bien recibido por la industria, que ha visto en él una oportunidad para innovar y desarrollar tecnologías más sostenibles.
En Alemania, el impuesto se aplica desde 2011 y ha sido muy efectivo en la reducción de emisiones de gases fluorados. En Suecia, el impuesto se implementó en 1991 y ha sido uno de los impuestos más efectivos en la lucha contra el cambio climático.
¿Qué opinan los expertos sobre el impuesto sobre gases fluorados?
Por parte de los expertos hay opiniones para todos los gustos. Por un lado, hay quienes creen que este impuesto es necesario para proteger el medio ambiente y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Según ellos, los beneficios medioambientales son muy superiores al potencial perjuicio causado por una potencial fuga de refrigerante a la atmósfera.
Por otro lado, hay expertos que creen que este impuesto es injusto y perjudica a ciertos sectores, como el de la hostelería, la industria alimentaria o el transporte refrigerado. Según ellos, este impuesto penaliza la contribución de la bomba de calor en la descarbonización de las instalaciones de climatización, o el papel de la refrigeración en la preservación de la cadena de frío y la reducción del desperdicio de alimentos.
Además, algunos expertos creen que este impuesto no cumple en su diseño con la finalidad propia del impuesto, ya que los gases por los que se tributa son insustituibles desde el punto de vista tecnológico y, por lo tanto, suponen directamente un impuesto a la actividad de nuestro sector.